jueves, 15 de marzo de 2012

Correr no es divertido

Después de varios años corriendo, he llegado a una conclusión; correr no es divertido. Es demasiado duro para alguien como yo para ser divertido. Ni siquiera los corredores más devotos yo pienso que describirían la experiencia de realizar un entrenamiento típico – y menos una carrera de competición – como divertida. A mí me gusta correr como al que más en este mundo, pero no precisamente porque la experiencia pueda ser descrita como divertida, a menos que esté con otra gente, en cuyo caso la diversión no está en la carrera, sino en la gente.

No quiero decir con esto que la carrera no me guste, Sí que me gusta, pero del mismo modo que cualquier otra forma de trabajo duro le gusta a quien lo practica con pasión. A mí me gusta correr como a un escritor le gusta escribir o a un cirujano puede gustarle operar. Un cirujano experimentado no sonríe mientras realiza una compleja operación. Frunce el ceño, se concentra en su trabajo, da todo lo que sabe para hacerlo lo mejor posible, se concentra y da precisas y complicadas instrucciones...y acaba agotado. Del mismo modo, hasta el escritor más apasionado siente pavor algunos días cuando se sienta ante un ordenador con la pantalla en blanco y piensa ¿a ver que escribo hoy?. Pero un buen cirujano no cambiaría el agotamiento posterior a una operación por nada, como tampoco un escritor se rendirá nunca ante una pantalla en blanco, porque el cirujano es cirujano y el escritor es escritor, mejores o peores pero lo intentarán hacer lo mejor que sepan y puedan. Les gusta la experiencia y es una expresión de quien son realmente.

Los corredores, o por lo menos los que yo conozco, sienten lo mismo ante una carrera. Una dura y agotadora experiencia le queda por delante, los dejará agostados pero felices de haber terminado. Algunos días da hasta miedo empezar a correr, no tendrás ganas, hará frío, estarás cansado, pero correrás porque la experiencia de la carrera nos gusta, como una expresión de quién somos realmente, el correr es parte de nosotros.

Una vez leí un artículo de Mihaly Csíkszentmihályi (si, tuve que copiar el nombre de internet,jajajaja...) profesor de psicología en la Universidad de Claremont (California) y fue jefe del departamento de psicología en la Universidad de Chicago y del departamento de sociología y antropología en la Universidad Lake Forest. Ha destacado por su trabajo acerca de la felicidad, la creatividad, el bienestar subjetivo y la diversión, pero es más famoso por su creación de la idea de flujo, esboza su teoría de que la gente es más feliz cuando está en un estado de "fluir"-concentración o absorción completa en la actividad o situación en la que se encuentran. Es algo que todos hemos percibido más de una vez, y se caracteriza por una sensación de gran libertad, gozo, compromiso y habilidad, durante la cual las sensaciones temporales (la hora, la comida y el yo) suelen ignorarse, aunque quizás muchos (o los pocos que leerán esto) asemejen esa sensación con otra que no es la de correr (el amor). El fluir es lo que se siente al correr, y es de alguna manera algo muy diferente a la diversión, en la mayoría los casos, porque requiere un duro trabajo. Aunque en muchos sentidos, es mejor que la diversión.

Correr no es divertido, pero los mejores días se convierte en algo perfecto.

La carrera te enseña que existe una diferencia entre trabajar duro y sentirse mal. La cultura del consumismo actual intenta enseñarnos una cosa ¿Cuántos anuncios de televisión, prensa y radio hablan de como “hacernos la vida más fácil”? Si todo lo que supiéramos de la vida lo aprendiéramos de la televisión, la prensa o la radio, nuestro objetivo sería vivir lo más tranquila, cómoda y apaciblemente posible (me recuerda a una película que vivían sus vidas en una cama conectados a un ordenador, no recuerdo cual ahora). Creeríamos entonces que las únicas sensaciones buenas son los placeres sensuales, como beberse un refresco, la diversión de conducir un coche caro y tumbarse en la playa a coger sol.

Pero eso no es cierto. Poner a prueba la mente y el cuerpo, incluso hasta el punto de llegar al agotamiento, el fracaso y el colapso total del cuerpo, puede ser tan maravilloso como cualquier otra cosa que la vida pueda ofrecer. Supongo que el hecho de disfrutar del trabajo duro es más un gusto adquirido que un placer o una diversión, pero una vez adquirido, uno puede sentirse bien de más formas y la vida será mucho mejor. Más duro y mejor.

Cuando corro, mi tiempo es para mí, sin molestarme en pensar en horarios, ni obligaciones ni ninguna otra preocupación que ronde por mi cabeza ese día. La mayoría de la gente corre una carrera para ver quien es el más rápido, yo soy pésimo corriendo (yo lo sabrán), pero yo no corro para ver si soy más rápido que nadie, yo corro una carrera para ver quien tiene más agallas. Intento no correr con las piernas, sino con el corazón..y por eso cada carrera me hace feliz. Uno ha de darse cuenta de que puede ser su propio héroe, de perseguir sus sueños y de escuchar a su corazón..es ahí donde está la verdadera victoria.

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