A pesar de ello, mis piernas están
doloridas, pesadas como si fueran de hormigón y no de goma como
deberían de ser para afrontar nuevos retos. Siento como me cuesta
moverlas, y como un pequeño dolor se apodera de ellas en cada
pisada, creo que piden un descanso urgente. Mis energías decaen día
tras día y lo noto en que mi cuerpo pide cada día más comida, la
necesita para poder seguir este ritmo.
Hoy al terminar la sesión matinal de
gimnasio con Goyo, aunque no ha sido ni más larga ni más intensa
que en otras ocasiones he llegado a casa y aún no era ni mediodía,
pero necesitaba comer, estaba cansado y hambriento, así que he
decidido comer y acostarme en la cama a leer un poco, sin planear
nada, sin prisas, sin horarios. Poco a poco me he ido dejando dormir
en la cama mientras leía, hasta que al final me he rendido al sueño
y me he dejado dormir.
Al abrir los ojos eran las 14:15, pero
lo único que se me ocurre es esconder la cabeza debajo de las
sábanas y apretar con fuerzas mi cuerpo contra el colchón. Noto
como el calor me recorre, desde los dedos de los pies hasta las
mejillas, siento como si me encontrara ante una chimenea que impide
que el frío exterior cale en mi piel. Mis brazos, piernas y tronco
se mueven al compás en el interior de la cama hasta encontrar esa
postura perfecta, esa postura en la que te pasarías horas
disfrutando. Mis músculos están completamente relajados y no
ejercen ninguna fuerza para poder mantenerse en su postura actual. Mi
cabeza está en paz y rodeada por un silencio absoluta que reina
ahora mismo en mi casa, creo que podría pasarme el resto de la tarde
en esta postura, sin pensar en nada, sin planificar nada, sin
moverme, no lo necesito mi postura es perfecta y las sensaciones que
recorren mi cuerpo también lo son. No tengo ni frío, ni calor, no
tengo hambre, la postura es perfecta, no me duele nada y por mi mente
no pasa ningún pensamiento, solamente una sensación de placer
indescriptible. Es como si mi mente hubiera abandonado mi cuerpo,
floto en el espacio, disfruto, y dejo que el sueño me traslade a
mundos imaginarios, vuelo libre, el placer me invade, ¿no es eso
mucho mejor que tener que salir a entrenar en la bici durante horas
al frió del invierno mientras tus piernas no paran de dolerte ni un
segundo? Me dejo seducir por esa idea, tras tantos días sin parar,
el confort de la cama es la mayor de las recompensas, y creo que me
la merezco.
¿Y si resulta que hoy me encontrado a
mi mismo, y he hallado la felicidad de disfrutar de la vida de una
nueva manera? Si la solución consiste sencillamente en dejar que el
cuerpo disfrute sin tener que ponerlo al límite, creo que esto si
que es vida.
Me echo a reír!!!!!!!!. He estado a
punto de dejarme convencer por mis propios pensamientos, ESTO NO
ES FELICIDAD, SOLO ES COMODIDAD!!!!!! me levanto de la cama, me
preparo las mallas, el GPS, reviso la bicicleta, cojo un botellín de
agua y como no, mi Ipod para que me acompañe durante el entreno de
hoy, me voy destino el Bailadero aunque el tiempo está feo, las
piernas me duelen y he perdido la cuenta de los días llevo sin
parar,...han sido 2 horas y 5 minutos de felicidad, un nuevo récord
personal para mí, una nueva batalla ganada y una sensación de
libertad y soledad acumulada.
Hoy he aprendido una nueva lección,
los límites no existen para nuestro cuerpo. De él solamente
dependerá nuestra velocidad y nuestras fuerzas, pero los límites
reales, aquellos que nos conducen al abandono o a seguir luchando,
los que nos permiten alcanzar nuestros sueños, esos no dependen de
nuestro cuerpo, sino de nuestra mente, de nuestra motivación, de las
ganas de hacer realidad los sueños.
NO CONFUNDAS LA COMODIDAD CON LA
FELICIDAD!!
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