sábado, 31 de diciembre de 2011

Penúltimo entreno del año

Por mucho que nos empeñemos en creerlo ,y en desearlo, no cambiará nada de hoy para mañana, tendremos el mismo trabajo (quien tenga la suerte de tener uno), seguiremos sin ir al gimnasio, seguiremos fumando y sobre todo seguiremos pensando que existe una recompensa sin sacrificio, eso sí, lo único que cambiara será un número en la pantalla del móvil, cambiará un 1 por un 2...por todo eso y por mucho más, hoy he salido a entrenar desde temprano.

El día acompañaba bastante, así he quedado con Marcos y con Goyo para ir a entrenar un poco al monte. Como tengo el coche en el taller, Marcos ha pasado a recogerme y hemos subido en su coche hasta la Esperanza, destino la pista de Ovejeros. Por el camino, como si de una fila de hormigas se tratase no hemos encontrado con varios ciclistas subiendo, cada uno a su ritmo, pero todos disfrutando del camino, y sobre todo el esfuerzo.

A las 9:15 ya estábamos en la pista, tenis, mayas, GPS, y esta vez y debido al lugar hasta guantes y pasamontañas, hacia frió pero el día era bueno, de esos días que hace frió pero todo está en calma, si parábamos de hablar se podía oír el murmurar del monte, el ruido del viento corriendo por las copas de los pinos como si él también hubiera salido a entrenar desde temprano. Estiramos un poco, calentamos bien los músculos, las articulaciones y si hubiéramos podido hasta hubiéramos calentado nuestros propios huesos.

GPS activado, comenzamos a correr. Durante los primeros kilómetros la pista es bastante llana, incluso con alguna pequeña bajada y me he dedicado a disfrutar del paisaje y de la compañía, nunca se sabe cuando tendrás que volver en solitario a este lugar, así que nada mejor que una buena conversación mientras vas observando como los pájaros que se encuentran en mitad del camino levantan el vuelo a medida que te acercas, las plantas y los arboles parecen observarte y hasta querer animarte e incluso algún pequeño animalito en los bordes del camino sale huyendo al percatarse de nuestra presencia, somos extraños en un mundo que creemos que nos pertenece. Se dibuja ante nosotros un paisaje que se va apoderando de nuestra mente, no piensas en las piernas, ni en los pulmones, en si respiran más o menos, simplemente te dejas atrapar por el paisaje, corres, respiras, pones una pierna delante de la otra y todo eso sin siquiera pensarlo, vas disfrutando, te dejas atrapar por un paisaje que no aprieta jamás, un paisaje que te hace olvidarte de todo, solo corres y disfrutas.

Y de repente, como si de un acantilado se tratase, el camino asciende ante nosotros, llega la parte dura, es hora de sufrir y toca motivarse. En este punto Marcos se despide de nosotros, no porque no vaya a continuar corriendo sino porque su motivación es musical, enciende su MP3, se coloca sus cascos y a partir de ahora continuará los kilómetros que nos quedan en un mundo de fantasías, un mundo imaginario, como si se tratara de una de la novelas de Michael Ende, un mundo llamado Fantasía. Continuamos ascendiendo durante varios kilómetros, son los últimos antes de regresar, el paisaje no cambia, pero para serles sincero ya no me preocupaba del paisaje, solo miraba al suelo y buscaba en mi mente alguna imagen que me motivase a seguir, buscabas frases de ánimo e incitaba a mi cerebro a convertir cada paso en un logro más.

En unos pocos kilómetros llegamos al punto en donde teníamos planeado dar la vuelta, el camino termina ahí y delante de nosotros no hay mas que un barranco, paramos, cogemos aliento y cuando nos disponíamos a regresar a alguno de los 3 (no voy a decir a quien) se le ocurre la idea descender al fondo del barranco y ascenderlo como si de una serie de tratase, no les digo nada, solo que esos escasos 150m de ascensión fueron mas duros que el resto de kilómetro juntos, pero valieron la pena, otro objetivo conseguido.

La vuelta transcurre por el mismo sitio por donde habíamos venido, pero ahora toca bajar gran parte del recorrido, el ritmo de carrera es notablemente mayor así que avanzamos sin problema. Durante la bajada nos cruzamos con varios compañeros a los cuales ahora les tocaba ascender, saludos y ánimos no pueden faltar al cruzarse con ninguno de ellos, y como si de una cabalgata de reyes se tratase, comienzan a aparecer por el camino bicicletas y más bicicletas, y más bicicletas...y más, no se cuantos eran pero calculo que unos 50 personas haciendo una ruta por el monte, si hubiera tenido una bicicleta me hubiera unido a ellos, tenia una pinta genial. Pero no era el caso, aun quedaban unos cuantos kilómetros para llegar a nuestro destino, no puedo decir otra cosa sino que se me pasaron sin darme cuenta, disfrutando y sufriendo al mismo tiempo. Al final hemos llegado los 3 juntos al mismo lugar de donde habíamos partido, cansado pero satisfechos, satisfecho no por haber batido ningún récord, ni mejorado ninguna marca, ni ser lo mejores,...satisfechos simplemente por haber pensado que podíamos conseguirlo y así lo hemos hemos.

Hoy se termina el año, y no voy a desearos que se cumplan todos vuestros deseos, ni que seáis felices, ni que todo os vaya mucho mejor que en este, solo os voy a pedir una cosa;

                     NO ESPEREIS UNA RECOMPENSA SIN ESFUERZO, LA RECOMPENSA
ESTÁ EN EL PROPIO ESFUERZO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario